El 4 de septiembre de 1970, el Dr. Salvador Allende fue elegido Presidente de Chile, por la coalición Unidad Popular. En la lucha por el Gobierno Popular y en los mil 41 días que se mantuvo, tomó una serie de medidas favorables al pueblo, especialmente a los más necesitados. Reincorporó a obreros y empleados despedidos, derogó el alza de las tarifas eléctricas, suprimió más de 20 decretos de incremento de precios, estableció la gratuidad de la atención médica, mejoró los salarios, incluidas las asignaciones familiares y pensiones. Su gobierno prestó especial atención a la salud, la educación y la vivienda. Llevó adelante la Reforma Agraria, ya iniciada por el gobierno anterior de Eduardo Frei, expropiando 5 millones 355 mil hectáreas y nacionalizó el cobre, el principal recurso económico chileno. Sin embargo, el gobierno de Allende fue derrocado por un golpe de Estado, el 11 de septiembre de 1973, fraguado por la clase política chilena y el gobierno norteamericano de Richard Nixon. Acciones éstas, detalladas claramente, por su asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, en sus memorias y, plasmadas en algunos documentos oficiales desclasificados posteriormente.
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Documentos desclasificados
A través del investigador Peter Korblunh, se dieron a conocer una colección de escritos, que ofrecen informaciones detalladas de cómo y por qué el Presidente Nixon y su asesor Kissinger, ordenaron una ofensiva política de desestabilización en Chile, a través de operaciones encubiertas, ejecutadas por la CIA. Incluso se determinó que, previamente, se habían realizado algunas maniobras para evitar que Allende llegara al poder. Luego del ascenso al gobierno de Allende en Chile, Nixon convoca a una reunión oficial de su Consejo de Seguridad, para discutir la línea política del país, con respecto al gobierno de la Unidad Popular; que era considerado una amenaza para los intereses de EEUU, ya que les preocupaba un posible fortalecimiento y que se concretara una imagen exitosa de Allende en el mundo, generando un mal ejemplo.
Influencia de Henry Kissinger
El Departamento de Estado de los Estados Unidos, propuso una política de coexistencia llamada: Estrategia Modus Vivendi, que consistía en aparentar no injerencia, mientras apoyaban a los partidos de oposición y preparaban su triunfo para las elecciones de 1976. Pero fue Henry Kissinger quien se opuso a este ardid, presionando al Presidente Nixon de optar por la desestabilización al gobierno de Allende, a través de acciones conspirativas, que socavarían la economía, introduciendo presiones, magnificando debilidades, hasta hacerlo colapsar. Además, quedó demostrado como el asesor cambió reuniones, de manera de ganar tiempo para convencer a sectores directivos de la CIA, para que apoyaran la opción hostil. Finalmente, el Memorándum de Decisiones de Seguridad Nacional, distribuido por Kissinger, destaca las decisiones finales, resumidas así: 1) EEUU tendrá una postura ecuánime (aparentemente), pero fría, para evitar dar al gobierno de Allende elementos para posibles denuncias, que le permitan aglutinar apoyo nacional e internacional que lo fortalezca. 2) Los EEUU maximizarán presiones para evitar que se consolide el gobierno de Allende y no incida con los intereses norteamericanos.
Comenzó así el boicot contra Allende, con los apoyos de algunos gobiernos de la región, bloquearon préstamos multilaterales, exigieron a las corporaciones norteamericanas que abandonaran el país, manipularon el valor del cobre en el mercado internacional y otras acciones más. La asfixia fue tan brutal, dadas las características de la economía chilena, que se tradujo en desabastecimiento de alimentos, medicamentos, equipos, repuestos, etc. La confabulación culminó el 11 de septiembre de 1973, con un golpe de Estado militar.
Resultados de la conspiración
Los hechos señalan que el golpe de Estado, deviene en una feroz dictadura militar, dirigida por Augusto Pinochet, que clausuró el Parlamento, prohibió los partidos políticos, persiguió a los miembros la Central Única de Trabajadores, de las Federaciones Sindicales, se desplegó una ola de persecución a dirigentes y militantes de izquierda, cerró emisoras de radio y televisión, así como de la prensa escrita. Intervinieron militarmente las universidades, los derechos de los trabajadores fueron anulados por completo. Dejando una estela de chilenos muertos o desaparecidos. Salvador Allende, quien se encontraba defendiendo el Palacio de la Moneda, falleció durante el asalto, dejando un extenso y conmovedor mensaje radiofónico, dirigido al pueblo chileno. Sus emotivas frases: ¡Viva Chile! ¡Viva el Pueblo! ¡Vivan los Trabajadores!, quedó en la memoria de cada chileno y chilena de aquellos años.