cacique Hatuey

Leña Verde

Talla en madera del cacique Hatuey, ubicada en el poblado de Yara, actual provincia de Granma, Cuba.

Los eventos de la Revolución de Mayo se sucedieron durante el transcurso de la conocida Semana de mayo, entre el 18 de mayo, fecha de la confirmación oficial de la caída de la Junta Suprema Central, y el 25 de mayo, fecha de asunción de la Primera Junta. Y como estamos todos de festejo nacional, yo me tornaré hoy un poco patriota y hablaré sobre el tema. La historia que les traigo, sin embargo, no tiene que ver completamente la revolución de aquel mayo tan glorioso para nuestro país; aunque si con nuestra historia. La idea es, dejar de lado la, tal vez, conocida historia de la semana de mayo, y regresar en el tiempo para tomar parte de uno de los primeros, si no el primero, de los hechos revolucionarios del Continente Americano, y así unir en uno solo el espíritu latinoamericano de libertad. Para eso retornaremos más o menos hasta fines del decenio 1520, un poco más un poco menos.

Por aquella época los españoles que invadieron la isla de la actual Santo domingo hicieron que la vida allí se tornara imposible para los nativos. La barbarie de los conquistadores quedó reflejada para siempre en las frías estadísticas que dicen que del millón de habitantes que poseía la isla en 1492, para fines del decenio de 1520, genocidio mediante, la isla había quedado casi despoblada.

Fue por aquel entonces cuando muchos caciques y naturales de “La Española” (nombre con el que era conocida la Isla de Santo domingo) migraron a la vecina isla de Cuba. A la misma isla arribo un natural llamado Huatey, luego de ser expulsado por los españoles de su natal Quisqueya (isla divida hoy en dos estados diferentes: Haití y República Dominicana).

Pronto entró en contacto con las diferentes tribus de indígenas tainos que había en el territorio de oriental de la isla y les aconsejó que se preparasen para la lucha contra los españoles. Tiempo después, puesto al frente de todas las tribus de la región, comenzó a atacar a los españoles que comenzaban a asentarse en Baracoa. Se dice que también les comunicó a los naturales que botasen todo el oro que poseyeran a los ríos; según cuenta Bartolomé de Las Casa, Huatey mostró a los Tainos de Caobana una canasta de oro y joyas y les dijo:

La quema de Hatuey, un cacique taíno. A partir de un bajorrelieve del portal de El Capitolio de La Habana

Su resistencia duró tres meses y causo muchas bajas a las huestes española. Tras ser capturado, Huatey fue condenado a muerte. Frente a la hoguera, a la que eran tan afectos los “civilizados”, un sacerdote lo invitó a convertirse al cristianismo, lo que le traería varias “ventajas” a nuestro amigo: Para empezar, no sería quemado con leña verde sino ahorcado, y, por si fuera poco, salvaría su alma e iría directo al paraíso

El cacique preguntó al sacerdote si en aquel paraíso prometido estarían también los cristianos españoles, a lo que el sacerdote contestó que, lógicamente, los cristianos españoles eran hijos de Dios y que, por lo tanto, ése era su reino.

Huatey dijo secamente:

Pues no quería volver a ver a ningún otro español jamás

 

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