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La historia de los arawaks, el primer pueblo que hizo contacto con Cristóbal Colón

El 12 de octubre de 1492, se dio a lugar un hecho que sin duda transformó la historia contemporánea de la humanidad. Fue el día del llamado “Descubrimiento de América”, en otros países se les ha dado otro nombre y en fin, ha sido sin dudas algo polémico el legado esa fecha para los pueblos de Latinoamérica en general.

Ese día, los arawaks fueron el primer pueblo indígena que tuvo contacto con Cristóbal Colón y su tripulación al momento de desembarcar en la isla de Guanahaní. Los arawaks también han sido conocidos como taínos, ya que comparten el mismo idioma con otros indígenas del Caribe.

Los arawaks eran conocidos por s organización agrícola y comunal. Eran un conjunto de pueblos que tenían su origen en Suramérica, y desde hace más de 4 mil años basaban su agricultura en la siembra de yuca, maíz y batata. Estaban organizados socialmente por medio de caciques, los cuales disputaban territorios con los caribes, y además otro grupo se extendió hasta llegar a Centroamérica.

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Pueblo pacífico

Si algo distinguió y llamó notablemente la atención de los conquistadores españoles, fue el carácter pasivo de los arawaks, quienes a diferencia de otras tribus que si mostraron agresividad apenas notaron a los extranjeros; éstos fueron más amables y amistosos con los visitantes desconocidos.

Al momento de arribar a tierra firme, el 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón tuvo su primer contacto con este pueblo. En su diario del viaje, el navegante genovés escribió y relató su primera experiencia en el trato con los arawaks:

“No llevan armas, no las conocen tampoco. Cuando les enseñamos una espada la cogieron por la hoja y se cortaron al no saber el peligro. No tienen hierro, sus lanzas son hechas con caña… Son muy pacíficos, con apenas cincuenta hombres los subyugaríamos a todos y haríamos lo que quisiéramos con ellos”. Relató Colón explicando su encuentro.

Fue tanto el nivel de permisividad de los arawaks, que los caciques permitieron a Colón y a sus hombres construir el Fuerte de Navidad, considerada la primera base militar española en América.

Esta calificación de Colón le dio a los arawaks, más el hecho de que esta tribu usaba oro colgando en sus orejas y narices, provocó que los “descubridores” iniciaran una atroz carrera por conseguir riquezas en las tierras del “nuevo mundo”. Desatando así las situaciones conflictivas que dieron pie al proceso de conquista del continente, además se inauguró una ruta comercial por el Océano Atlántico, para que España pudiera lanzar más expediciones en búsqueda de nuevos territorios y riquezas.

Expediciones y conquista

Los informes de Colón, al momento de llegar a Madrid generaron gran expectación. Tan pronto se pudo, el Reino inició una nueva expedición que trajo consigo trabajos forzados, esclavitud y tortura para los pueblos indígenas del Caribe. La historia empezó con los arawaks, pero con el pasar de las décadas, todo el continente sufrió los rigores del proceso de conquista por parte de Europa.

El objetivo de la conquista fue claro: obtener oro y esclavos. Las expediciones fueron por cada isla del Caribe reclutando indígenas, y mientras se corría la voz de las intenciones de los extranjeros, los pueblos quedaban vacíos en las huidas de los aborígenes.

Fue el Fray Bartolomé de las Casas, quien relató como un cronista, la llegada de los españoles a los pueblos del Caribe. Podemos afirmar que lo que se sabe del contacto entre arawaks y españoles, es gracias a sus escritos y denuncias que en su momento formuló ante la violencia que observaba frente a los nativos por parte de los extranjeros.

Bartolomé de las Casas, llegó a relatar muchas de sus vivencias y aquí reflejamos una de ellas: “Varios testimonios dan fe del carácter pacífico y benigno de los nativos, pero nuestra labor fue la de exasperar, asolar, matar, mutilar y destrozar”.

Arawaks en la actualidad

Durante siglos prevaleció la idea de que los arawaks y taínos habían desaparecido por completo en la conquista. Sin embargo, en los años 90 apareció un movimiento de descendientes de taínos, que se propusieron buscar sus orígenes y en realidad comprobar si sus antepasados habían desaparecido completamente.

Los censos realizados por los españoles en 1570, señalaban que quedaban cerca de 200 arawaks luego de haber cientos de miles de ellos. Ya para el año 1650, los informes resaltaron que no quedaba ni uno en la isla La Española.

Las minorías de arawaks han sufrido de marginación históricamente. Los pocos que quedan actualmente son descendientes lejanos, y han luchado enormemente por mantener sus costumbres y tradiciones, reclamando su lugar en la historia y exigiendo una reivindicación frente al hecho de la conquista europea y la masacre en sus comunidades.

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