Las batallas suelen ser sucesos sangrientos y violentos. Dos contingentes de individuos chocan en un enfrentamiento en el cual solo una de las partes puede o debe salir viva… al menos en teoría. Existen casos donde esto no ocurre, como en la historia hoy de hoy. Hablaremos hoy acerca de una curiosa batalla: La Batalla de Brémule. Curiosa quizás no tanto por su contexto. Quizás no tanto por su desarrollo. Pero de seguro que si por su resultado final: únicamente de tres muertos.
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De Guerra Civil a Guerra Entre Naciones
Sin dudas se trató de un suceso poco común. El número total de bajas resulta realmente minúsculo con respecto a las de otras batallas. Pero las implicaciones detrás de esta batalla son muchos más profundas. Poco hablaré, sin embargo, de ellas, ya que me han resultado tan interesantes que les deparo una entrada futura. Implicaciones tales como un personaje muy curioso, una guerra civil entre hermanos y un enfrentamiento más de una larga rivalidad entre dos países altamente enemigos.
De todas maneras, y a modo de contexto, mencionaré algunas cuestiones básicas, para que todos sepamos de qué estamos hablando. Corría el año 1119 y los reyes Luís VI de Francia y Enrique I de Inglaterra se enfrentarían en batalla. Sumando una a la larga cuenta que estas dos naciones rivales acumularían a lo largo de su historia.
Pero el contexto no involucraba por completo esta enemistad entre los dos reinos europeos. Sino que atendía a cuestiones de índole más bien internas a la nación británica: A su interior se daba una rebelión, guiada por el hijo de un antiguo pretendiente al otro (otra más de las tantas que se sucederían en Inglaterra, y en Europa en general).
Sin adentrarnos demasiado en el conflicto, podemos decir que la batalla se dio por un encuentro casual entre ambos contendientes. Sucedió mientras los mientras los franceses devastaban las tierras de la zona y los ingleses realizaban operaciones de castigo a los rebeldes normandos.
Las Víctimas de Brémule
El caso es que Enrique I de Inglaterra decidió ir con 500 soldados a Normandía para aplacar la rebelión, instalándose en las cercanías del Priorato de Noyon-sur-Andelle (actual Charleval). Sin embargo, lo que no sabían los ingleses es que Luis VI, rey de Francia, se encontraba con otros 400 caballeros a unos pocos kilómetros con la intención de tomar el castillo de Noyon.
Lo más gracioso del asunto es que ni el uno, ni el otro sabían nada del contrincante. De tal forma que cada uno iba a lo suyo tan tranquilamente. Pero no demoraron mucho en encontrarse. Y fue entonces cuando se desató la hecatombe… o casi.
Por lo poco que dejan inferir las fuentes podemos decir que la batalla tuvo un desarrollo ambiguo. Por un lado, el de los franceses derrotados, los cronistas describen a la batalla una lucha sangrienta. Además, agregan una graciosa anécdota de la que ya hablaremos en el futuro.
Probablemente, las crónicas del lado inglés-normando sean las más verídicas. Dado que, tras la derrota, los francés pudieron haber tenido la intención de arreciar su labor. Siguiendo está lógica, en la crónica de Orderico Vital, las menciones a las bajas son escasas, solo enumeran tres muertes. Mientras que si son abundantes los rescates pagados por los numerosos prisioneros hechos durante la contienda. En otras palabras, la principal preocupación de ambos ejércitos fue la de capturar a los soldados enemigos, hacerlos prisioneros y luego cobrar un rescate a la nación enemiga.
Por lo que las victimas lamentables pareciesen no haber superado los 3 muertos en batalla.
Para más información:
Les dejo aquí un link en el que pueden averiguar más de esta batalla. Pero les advierto que está en inglés. O si no pueden esperar hasta que vuelva a traerla a colación por aquí…