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El Arte de Arrojar por una Ventana

Nos encontramos en 1948, más precisamente en algún momento de la noche del 9 o la mañana del 10 marzo de aquel año. El ministro de Asuntos Exteriores de (la por entonces) Checoslovaquia, Jan Masaryk, sale propulsado por la ventana de su habitación y aterriza bajo la ventana del cuarto de baño de su ministerio, aun vistiendo su pijama.

Dos semanas antes los comunistas han tomado el control el gobierno, que ha quedado en manos de Klement Gottwald. Masaryk era, por entonces, el único miembro no-socialista del gobierno y un político enormemente popular. Hijo del primer presidente checoslovaco, Tomáš Garrigen Masaryk, Jan Masaryk había sido durante la invasión nazi miembro del gobierno checoslovaco en el exilio, con sede en Londres. Durante la II Guerra mundial, desde la BBC se dirigía a la población dando ánimos contra los nazis.

Todo esto brindaba a Masaryk una interesante posición en la política checoslovaca: era considerado un héroe, aspiraba a una buena relación con la URSS y no descartaba ingresar en el Plan Marshall. En otras palabras, era un peligro prominente para el recientemente instaurado gobierno de Gottwald… peligro prominente que se esfumó al salir despedido por una ventana. La investigación no duró mucho, para la StB (la Seguridad del Estado checoslovaca) no hay muchas dudas: se trata de un caso claro de suicidio. Tan claro estaba que la prensa de los países vecinos dictaba: “Jan Masaryk era un hombre tan ordenado que cuando saltó por la ventana, la cerró tras él.”.

 

Pero la cosa no terminó aquí. Poco a poco fue destapándose la posibilidad de que, aunque parezca increíble, cabía la posibilidad de que Masaryk no se hubiese suicidado. Una segunda investigación, realizada en 1968 durante la primavera de Praga, dictaminó la posibilidad de que fuera un accidente, sin excluir un asesinato. Mientras que una tercera investigación a principios de 1990, después de la Revolución de terciopelo llegó a la conclusión de que había habido un asesinato.

Finalmente llegamos al 2002. 54 más tarde. En un nuevo examen pericial, el estudio de criminología concluye que el antiguo ministro no pudo suicidarse. La posición del cuerpo indica que trató de amortiguar la caída. Pero hay otra razón principal: la distancia entre la ventana desde la que cae y el lugar donde se encontró su cuerpo. El ministro (61 años y de no muy buena condición fisica) no pudo saltar 2,2 metros, ni el viento le pudo llevar hasta allí.

Y la cosa se complica aún más. Se ha comenzado a sospechar de que la “ayuda” que recibió Masaryk para salir por la ventana podría no ser completamente checa. Los archivos de la policía secreta checoslovaca han sido desclasificados sin que aparezca información sobre el asesinato de Masaryk, llevando a los expertos apuntar a una más que probable mano rusa, pero sin confirmación de este hecho.

Y con esto llegamos al fin de la historia de este término. Al menos por ahora.

Ya sea en el siglo XV, el XVI o en el XX, el método ha sido siempre el mismo, un empujón a tiempo ha llevado a acelerar de golpe la historia. Así que ya saben, si tienen que discutir algo con un checo… yo me abstendría mucho de hacerlo cerca de ventanas con buenas vista.

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